Siempre se ha mantenido que la aguja imantada procedía del milenario Imperio Celeste. Ya en la antigüedad viajeros que venían de china traían relatos de la sorprendente aguja que indicaba el camino. Esos relatos, entre la realidad y la fantasía, hablaban de las agujas magnéticas o calamitas para encontrar la dirección cuando se perdían otras referencias.
En una crónica recopilada por el jesuita Juan Bautista de Halde se hace mención
que ya por el año 2600 a. C. en la batalla librada por el emperador Hoang Ti
contra Tchi Yeou, este último se retiró amparado por una intensa niebla, pero fue
perseguido y al final capturado gracias a un artilugio (parece ser que era un pequeño
carro que llevaba los cuatro puntos cardinales) donde una aguja imantada
indicaba el sentido de la marcha.
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Brújula china de cuchara |
La cualidad de la magnetita se conocía en Europa ya en el siglo VII a.
C. Tales de Mileto (640 a. C.) se refería a la piedra de Heraclea con las
cualidades de atraer el hierro. El nombre de magnetita posiblemente viene de
Magnesia de Tesalia, aunque una fábula de Plinio el Viejo (s I d.C.) la
atribuye a un pastor llamado Magnes que descubrió el mineral en el monte Ida
cuando se le adhería a los clavos de su calzado.