Fenicios, griegos y romanos fueron los pueblos que en la antigüedad
dominaron el Mare Nostrum, primero haciendo navegación de cabotaje y después,
cuando identificaron las señales del cielo para orientarse, hicieron navegación
de altura.
Pero es a finales del siglo XV cuando
empieza la verdadera navegación astronómica, iniciándose en el Atlántico por
los portugueses.
Esta navegación estaba basada en los
conocimientos aportados desde los fenicios hasta esos días y en la evolución de
los primeros instrumentos de navegación usados por estos antiguos pueblos.
Fueron los fenicios los primeros en
aplicar conocimientos astronómicos a la navegación, utilizando las estrellas
circumpolares para conocer la dirección del norte, por ello, este pueblo ha
sido considerado el inventor del “arte de navegar”. Posteriormente fueron los
griegos quienes descubrieron y aplicaron el sistema de coordenadas geográficas.
Pero fue en el Renacimiento cuando se empieza a formar la visión más o menos
completa del firmamento, con los conocimientos de hombres como Copérnico con su
teoría heliocéntrica, Johannes Kepler con su cinemática de los planetas y
Galileo Galilei con sus observaciones astronómicas, empezando a usarse el
termino de “ARTE DE NAVEGAR”, que el cosmógrafo portugués Juan Bautista Lavaña,
define como: “El arte de navegar son aquellas materias que enseñan a
los hombres cómo por la mar podrán guiar y enderezar el navío al propuesto
puerto”.
Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón
nos define perfectamente la diferencia entre el «oficio» y el «arte» de navegar
en de las “Cartas de Yndias”:
«En la navegación ay dos
cosas que son arte y oficio; quanto al arte, que es saber llevar una nao de una
parte a otra, para esto, como no ay por la mar caminos, requiérese tomarlos por
el cielo, y así es necesario que se sepa el altura del sol y la del norte;
entender el aguja; saber la cuenta de luna y mareas y otras cosas que el arte
tiene y las reglas desto, y cómo se entienden no las puede ninguno saber por
sí, y así conviene que tenga maestro que le enseñe. El oficio de la mar, que es
tratar de las jarcias y adereços de la nao, esto puede el hombre aprender por
sí, con el uso dello».
Es en el siglo XVI cuando se empieza a
tratar los cuatro términos de la navegación “el rumbo, la distancia, la latitud
y la longitud” y para su determinación más exacta empezaron a utilizarse
diferentes instrumentos basados en todos los conocimientos existentes hasta la
fecha.
En esta época y favorecido por la Carrera
de Indias y la ruta de las especias, españoles y portugueses, toman la
delantera al resto de los países europeos, haciendo de la navegación una
ciencia.
Cosmógrafos y astrónomos de todo tipo
trabajaban para la Casa de Contratación y publicaban tratados que eran
considerados las mejores obras científicas sobre el arte de la navegación. Tratados como los del aragonés Martín Cortes o Pedro de Medina eran estudiados
en toda Europa. Los trabajos y cartas de Alonso de Santa Cruz eran utilizados
por los pilotos de la época y los más célebres navegantes, cosmógrafos y científicos
estaban al servicio de la Casa de Contratación, como el florentino Américo
Vespucio que fue piloto mayor desde 1508 hasta su muerte en Sevilla y en su
honor se bautizo al nuevo continente como América.
A partir del siglo XVI la Monarquía Hispánica
se rodeó de las mejores mentes de la época como la del alemán Pedro Apiano (Peter
Bienewitz) matemático y astrónomo del emperador Carlos V, o la de Galileo Galilei, que en
1616 opto al premio sobre la determinación de la longitud que había convocado
Felipe III.
En próximos artículos vamos a describir algunos de los instrumentos más utilizados desde la antigüedad hasta nuestros días para observar los astros y poder calcular nuestra situación geográfica, principalmente la latitud, ya que al no conocer la longitud se navegaba por el axioma de: “paralelo correr, tierra encontrar”, es decir, determinaban una latitud con instrumentos como, el astrolabio, el nocturlabio, la ballestilla, el cuadrante, ….. y entonces se navegaba rumbo este (E) u oeste (W) siguiendo el paralelo.
Corredera de barquilla (Museo Naval de Baiona) |
Ballestilla, cuadrante, astrolabio y compás de puntas (Museo Naval de Baiona) |
Un saludo
Carlos Delgado
Angel Romero
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