¡Sí! Lo estás leyendo bien. Los vikingos pasaron por Zaragoza. ¿Qué pensarían los zaragozanos de entonces al ver pasar por delante de sus murallas varias decenas de naves con sus peculiares personajes nórdicos?
La expansión vikinga en Europa tuvo lugar entre los años 789
y 1100. Los nórdicos, expertos navegantes, se expandieron primeramente por todo
el oeste europeo e islas atlánticas desde donde hacían expediciones para
saquear poblaciones y monasterios cristianos, fundando asentamientos en
Escocia, Inglaterra, Gales e Irlanda.
Por el mar llegaron hasta Islandia y Groenlandia, y sobre el
año 986, Bjarni Herjólfsson Leif Ericson y Thorfinn Karlsefni alcanzaron Terranova
y Norteamérica desde Groenlandia.
También los vikingos atacaron las costas españolas en varias
ocasiones. La primera fue en el año 844. Según cuentan los Annales
Complutenses, con 54 naves atacaron ciudades de la Costa Cántabra, Asturias y
subieron por la Ria de Arosa con la intención de atacar Santiago de Compostela.
Después de haber sido rechazados por el Rey Ramiro I de Asturias en La Coruña,
bajaron costeando y atacaron las ciudades de Lisboa, Cádiz y Sevilla entonces gobernada
por los omeyas.
El 11 de noviembre del 844, en la batalla de Tablada, las fuerzas de Abd al-Rahmán II vencieron a los vikingos que habían sitiado la ciudad de Sevilla durante una semana. Murieron mil vikingos en la batalla y Abd al-Rahmán ordenó ejecutar a cuatrocientos prisioneros vikingos más. Estas cifras pueden ser exageradas pero los anales de la época también hacían propaganda de las gestas y así nos han llegado. Los que pudieron escapar se dedicaron a saquear las costas del norte de África.
Para detenerlos los emires Abd al-Rahmán II y Alhaquén I
construyen los “ribat” (rábidas o rápitas) que son fortalezas militares y
religiosas como puntos estratégicos para la defensa de las costas. La actual
San Carlos de la Rápita cercana a la desembocadura del Ebro, así como otras
muchas localidades con ese topónimo como: La Rábida en el río
Tinto de Huelva; La Rábita en Granada, entre las desembocaduras del río Grande y el Guadalfeo, etc. tienen ese origen. Así
mismo se refuerzan puertos como el de Sevilla y se arman flotas para
combatirlos.
Museo de Oslo |
Los vikingos remontan el Ebro, pero no atacan Zaragoza, sino
que continúan por el rio Aragón y el Arga, llegando a Pamplona y secuestrando
al rey García Iñiguez (García I de Pamplona y García II rey de Sobrarbe) por el que piden un
rescate de 70.000 monedas de oro. Una cantidad muy considerable que la familia
logra reunir y pagar.
¿Por qué los vikingos pasan de largo por Zaragoza sin
atacarla? Puede haber dos razones:
La primera es que Zaragoza, como hemos dicho, es una ciudad
bien defendida y estos no querían complicarse la vida en un asedio del que no
eran especialistas.
La segunda, es que Musa ibn Musa, hiciera la vista gorda o
incluso facilitara el paso a la expedición vikinga, a fin de vengarse por algún
despecho que el rey navarro le había hecho.
Esta segunda hipótesis cobra fuerza ya que García I había
abandonado la tradicional alianza con su tío Musa, (La madre de Musa, Oneca,
era también madre de Iñigo Arista, que a su vez era el padre García I) y se había aliado con Ordoño I de Asturias para
acabar con el dominio Banu Qasi y resarcirse
de la derrota de la primera batalla de Albelda. Así pues, a Musa le interesaba
que atacaran a García y de paso él libraba Zaragoza.
Lo que sabemos es que una vez cobrado su botín y regresando
a su tierra la expedición, ya mermada de fuerzas, es atacada por una flota
andalusí, al parecer con ayuda de barcos bizantinos, en el estrecho de
Gibraltar perdiendo algunos barcos. Björn consigue regresar a su tierra donde
pasa el resto de su vida como un hombre rico.
Todavía los vikingos harían varias expediciones por las
costas atlánticas y Galicia. Santiago de Compostela es atacada tres veces por
Gunrod (Gunderedo) el cual es derrotado y muerto por el conde Gonzalo Sánchez
que pasa a todos sus hombres a cuchillo. En aquella época no se andaban con
tonterías. En el año 971 la flota del califa de Córdoba Al-Hakam II derrota a
una flota vikinga en la desembocadura del Guadalquivir.
Parece ser que la aventura mediterránea les había gustado
-también en aquellos tiempos el sol atraía a los nórdicos- ya que
posteriormente, en el 1046, regresaron y conquistaron la Italia meridional y
Sicilia donde se mantuvieron como reyes hasta finales del siglo XII. Es
conocida como la época normanda de Sicilia.
ES INTERESANTE SABER QUE:
El río Ebro fue navegable desde época romana hasta el
siglo XIX, pero debido a su estiaje y caudal variable, además de los
predominantes vientos del NW, el remontar el río era muy penoso. Se hacia
usando remos, pértigas y sogas en muchos tramos. El descenso era más fácil. Se
transportaba, desde Logroño hasta Tortosa, además de madera del Pirineo (navatas),
grano, lana, materiales de construcción, etc. La navegación terminó en el
momento que se hicieron represas y
azudes y no fue rentable el transporte por rio. El ferrocarril dio la puntilla
definitiva a la navegación fluvial. (Para saber mas de la navegación por el Ebro puedes hacer clic y consultar ésta publicación Navegación por el Ebro - Institución Fernando el Católico - PDF licencia CC)
Los vikingos no llevaban cascos con cuernos. En la
primera representación de la ópera de Wagner ‘El anillo del Nibelungo’ (1876),
al personaje antagonista, el coreógrafo le puso un casco con cuernos y a
partir de entonces nació el mito.
Los barcos eran de casco trincado (tablas solapadas), ligeros, de poco calado y con timón de espadilla. Con poca diferencia entre proa y popa, hacía que pudieran ciar fácilmente. Tenían un mástil ligero abatible y una gran vela cuadra envergada. Si era necesario podían ser sacados a tierra para transportarlos. El nombre de drakkar viene de su mascaron de proa en forma de dragón, pero también había busse, skeib, karve, etc. Había dos tipos de barcos: unos más anchos para el transporte (knarr) y otros alargados para la guerra (snekkar) de diferentes tamaños, hasta unos 35 metros los mayores. Tenían de 15 a 35 pares de remos según el tamaño.
Vegvísir |
Un saludo y siempre “por lo mojao”,
Angel Romero Bello
Gracias por el enlace a la publicación "Navegación por el Ebro"
ResponderEliminarEs curioso que no se haya divulgado esa época de nuestra historia.
ResponderEliminar!Fenomenal artículo¡