Azorín y Azor
El general Franco utilizó dos barcos de recreo, ambos con el nombre de Azor.
El primero desde 1947 a 1949, al que Franco llamaba “El
Azorín”, pese a sus 31 m de eslora y 5.65 de manga, que en 1949 fue sustituido
por “El Azor”
El primer Azor “El Azorín”
En el año 1935 el Marqués de Cubas se lo compró al alcalde de
Londres para utilizarlo en San Sebastián y lo rebautizó como Loly II.
Al comienzo de la guerra civil en el 36, el gobierno
vasco lo confiscó, usándolo hasta que terminó la contienda con el nuevo nombre de Severiano Asarta.De nuevo en manos de su propietario, el Marqués de Cubas, que
en 1945 lo vendió a la Armada española poniendolo a la disposición de Franco a
partir del año 47 con el nombre oficial de Azor.
En el verano de 1948 dicha embarcación fue el escenario del
histórico encuentro entre Franco y Don Juan de Borbón a unas millas de San
Sebastián.
Con la entrada en servicio del nuevo Azor, aquel primer barco
paso a hacer misiones de vigilancia. Fue dado de baja en 1982 y vendido al
chatarrero gallego Pedro Rico, que lo vendió a unos holandeses, reparándolo y conservándolo
en perfecto estado, se le dotó de dos nuevos motores Rolls Royce, su puerto
base era Ámsterdam y en 2005 se puso a la venta.
Construido por Astilleros Bazán, botado en 1949 y amadrinado
por Dª. Carmen Franco.
Con una eslora de 46 m y 7 de manga y montaba dos cañones
arponeros.
Como dato curioso las paredes eran de madera de fresno y
raíces de sicomoro egipcio.
Fue el yate de recreo de Franco durante 26 años.
A la muerte de Franco en 1975, quedó a disposición de la
Armada.
Sólo en una ocasión el rey Juan Carlos I pasó revista a la
flota desde él y, en 1985, el entonces presidente del gobierno, Felipe González
lo utilizó para realizar un crucero familiar desde Rota hasta Lisboa.
En 1992, el Azor fue dado de baja en Ferrol y posteriormente
subastado con la condición de que su destino fuera el desguace. Lo adquirió
Lázaro González, el 17 de junio de 1992, en una subasta del Estado por
4.670.000.- pesetas. "El yate estaba en perfecto estado”.
En el contrato de adjudicación se especificaba que el Azor
sólo podía ser usado para desguace. González, sin embargo, tenía otros planes,
reconvertirlo en un restaurante-discoteca flotante, con proyecciones de
documentales del NO-DO con el Azor como protagonista. A este proyecto le
salieron muchos novios Alfonso
de Hohenlohe, Jesús Gil y Gil, etc.
Lo primero que hizo fue trasladarlo al puerto cántabro de
Requejada. Donde se le desmonto la sala de máquinas que fue vendida como
chatarra (otras fuentes comentan que los motores se vendieron). Todo lo que se
podía desmontar, desde tornillos, mamparos y hasta el giroscopio, se vendían a
particulares acompañadas de una cédula de autenticidad. Eran trozos de la
historia de España.
El proyecto de convertirlo en un restaurante flotante fue un
desastre nunca se consiguió
el permiso para devolver el Azor al mar y terminó siendo trasladado a un terreno
a las afueras del pueblo burgalés de Cogollos (exactamente al exactamente al
kilómetro 222 de la carretera Madrid-Irún), sirviendo de reclamo publicitario para
el motel Azor.
Al cabo de unos años, el estado de conservación de la lujosa
embarcación era lamentable y sumida en el más absoluto abandono.
Allí paraban autobuses de turistas que descargaban su rabia
en el interior de la embarcación, haciendo pintadas en contra de Franco.
En 2011, el escultor Fernando Sánchez Castillo compró lo que quedaba del Azor y lo convirtió en una “escultura” de cubos de material prensado con el título “Síndrome de Guernica” exponiéndolo en el Matadero de Madrid.
Un saludo
Carlos Delgado
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