Loto Rojo es la historia del pirata más poderoso que ha existido nunca.
Pero, un momento. ¿La protagonista no es una mujer?
Pues
sí. Porque el pirata más poderoso fue una mujer. Pasó a la historia como Ching
Shih, aunque tuvo varios nombres a lo largo de su vida. Poco sabemos de ella
antes de convertirse en pirata. Que trabajaba en un burdel flotante de Cantón,
al que muy probablemente llegó vendida por sus padres. Que no tenía los pies
vendados y que, cuando se casó con Cheng Yi, tenía ya veintiséis años, una edad
realmente avanzada para estar soltera en aquel lugar y aquella época.
Sí que sabemos, sin embargo, que respondió a la propuesta de matrimonio de Cheng Yi con una insólita exigencia: quería ir a partes iguales con él en el negocio de la piratería. Pedía la mitad del botín, la mitad de la flota, la mitad del mando efectivo. Es decir, ser socia de su marido a partes iguales. El resultado de esta negociación, impensable en un contexto cultural en el que la mujer no era sino una propiedad de su marido, también lo conocemos.
Tal
vez Cheng Yi estaba tan enamorado de ella que ni si quiera se planteó rechazar
su propuesta, o tal vez es que veía algo en su carácter que le hizo darse
cuenta de las ventajas de esa unión. Sea como fuere aceptó, se casaron, y Ching
Shih comenzó a gobernar junto a su marido sobre un pequeño imperio de unos
doscientos juncos, que comenzó a crecer bajo su mando de forma exponencial.